Extracto:Apple promete otros 100.000 millones para fabricar en Estados Unidos, pero no producirá iPhones allí. Es una jugada estratégica frente a los aranceles de Trump.
Este miércoles por la tarde, en un acto celebrado en la Casa Blanca, el CEO de Apple, Tim Cook, ha anunciado un plan para invertir 100.000 millones de dólares en la industria manufacturera estadounidense.
¿Es un compromiso real con fondos concretos?¿Una puesta en escena para darle a Donald Trump una victoriavisible en su campaña de relocalización industrial? ¿O una forma de evitar los arancelesde Trump que podrían perjudicar seriamente a la empresa?
La respuesta es: sí, sí y sí.
Contexto:
No es la primera vez que Apple anuncia este tipo de compromiso. En 2021 —durante la presidencia de Joe Biden—prometió invertir 430.000 millones en cinco años,incluyendo nuevas instalaciones como un centro de ingeniería en Carolina del Norte y un campus de 1.000 millones de dólares en Austin, Texas.
Según Bloomberg, el anuncio de febrero fue, en realidad, una aceleración de esos planes anteriores, lo que implicaba aumentar el gasto en 39.000 millones al año y contratar 1.000 empleados más anualmente.
Siguiendo esa lógica, el anuncio del miércoles supone que Apple planea gastar otros 25.000 millones más al año respecto a sus planes previos. (De momento no hay datos sobre nuevas contrataciones, aunque Apple ha dicho que su colaboración con Corning aumentará un 50% el personal de esa planta).
¿Apple fabricará iPhones en Estados Unidos?
¿Significa esto que Apple va a empezar a fabricar iPhones en Estados Unidos, como ha exigido Trump?No. Como ya se ha explicado, reproducir allí toda la cadena de suministro necesaria para fabricar un iPhone es casi imposible, al menos en el corto plazo. Y no está claro que Apple quiera hacerlo.
Cook respondió directamente a esta cuestión en la rueda de prensa, y ya tenía la respuesta preparada: “Muchos componentes provienen de Estados Unidos”, dijo, señalando el vidrio y otros elementos producidos, al menos en parte, en el país. Pero sobre el ensamblaje, que requiere una cadena de suministro compleja y que Apple ha construido durante años y con miles de millones de inversión, Cook fue claro: “Eso seguirá ocurriendo en otros lugares durante un tiempo”.
Aun así, para Trump fue una gran oportunidad: posar junto al CEO de una de las empresas más valiosas del mundo, mientras este anuncia inversiones en suelo estadounidense, es una imagen poderosa en campaña. Trump sonreía de oreja a oreja durante todo el acto.
Y no es que las cifras concretas signifiquen mucho para él. Hace poco anunció que bajaría los precios de los medicamentos en “un 1.500%”, algo que, simplemente, no es posible.
Tampoco es la primera vez que Trump exagera sobre inversiones “inspiradas” por él. Ya en su primer mandato, apareció junto a Cook en Texas para afirmar que Apple había abierto allí una nueva planta a petición suya. Eso tampoco era cierto.
¿Qué gana Apple?
Lo más evidente: quiere quedar exenta, de forma permanente, de los aranceles de Trump. Hasta ahora, el expresidente ha eximido a Apple de algunos aranceles a productos fabricados en el extranjero, pero no de todos. La empresa ha declarado que ha pagado unos 2.000 millones de dólares en aranceles en los dos últimos trimestres.
Apple —como otras tecnológicas— también espera que Trump continúe presionando a otros países para reducir sus regulaciones. En particular, la Unión Europea ha obligado a Apple a hacer cambios como modificar los cargadores del iPhone o abrir su App Store a la competencia.
Así que sí, Apple está gastando dinero en Estados Unidos. Pero no: no es exactamente la historia que a Donald Trump le gustaría contar.
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